Hace tiempo leí una frase que me impactó.
Eres el espejo en el que se miran tus hijos.
Yo crecí viendo a mi madre trabajando, en una época en la que no era lo habitual, y fue un modelo para mí. Veía a mi padre cocinando y era un modelo para mí.
(También puedes ver cosas que es mejor no modelar).
La cuestión es que si estás estancada y paralizada y la estabilidad de tus hijos es una de tus razones, recuerda:
Eres un espejo para ellos, ven cómo te tratas a ti misma, el tiempo que sacas o no para ti.
Mamá, ¿a qué hora llegaste de fiesta?
Mamá, ¿tienes clase de surf?
Mamá, ya te veo a los 90 años apuntándote a una clase de algo arriesgado.
Cuando te ven a ti poner límites, quedar con tus amigas, salir de fiesta y llegar a las tantas (si te gusta y te apetece), hacer actividades, cambiar de profesión, protestar si algo no te gusta, defender lo que hay que defender...
Aprenden que ellos también pueden hacer eso.
Aprenden lo que ven. También pueden aprender que mejor estar callados, que cambiar es malo, que hay que aguantar lo que sea...
Ojo, esto no es para que te pongas más presión todavía.
Lo escribo para que si te sientes culpable por algo que quieres hacer pienses en cómo les estás enseñando a tus hijos que se puede cambiar de opinión, que no tienen que seguir en un trabajo que no les guste, que a veces hay que sacrificarse y apretarse el cinturón y no quiere decir que sea para siempre, que darse un capricho es una muestra de amor propio, que os cambios son emocionantes.
¿Qué les quieres transmitir a tus hijos?
Y recuerda siempre:
Que tus niños sean tu prioridad no quiere decir que no puedas tener más prioridades. No pasa nada, sigues siendo buena madre.
Lo que hagas ahora por ti será por ellos también.
Un abrazo,