Hola Friend,
¿Te acuerdas de dónde estabas y qué hacías hace 10 años?
Yo recuerdo que acababa de dejar la ciencia y ya había puesto en marcha mi web. Estaba ilusionada, dando mis primeras sesiones de coaching.
Y al acabar una sesión recuerdo que pensé: ¿pero cómo voy a cobrar por esto?
Si es que me encanta y se me da genial, no me supone mucho esfuerzo, me lo paso bien.
Me dio como un pequeño ataque de culpabilidad.
¿Cobrar por algo que no me cuesta?
(Obviamente sí me cuesta: tiempo, formación, energía, concentración, etc).
Era tan natural para mí que me sentía mal.
También me decían eso clientas: ¿cómo voy a cobrar por esto? Si acabo de empezar, si no tengo mucha experiencia...
Incluso a veces querían pagarte y tu decías: No, no hace falta.
O me ponía a comparar precios con otras coaches y decía ¿cómo voy a cobrar lo mismo (o más)?
Incluso clientas ya establecidas me decían que no se sentían bien vendiendo.
Sentía mucha, mucha, inseguridad porque nadie me había enseñado a vender y porque asociaba vender con ser una pesada y aprovecharte de alguien.
Recuerdo que me decían tienes que tener la mentalidad correcta.
Y yo pensaba: Sí, claro, tú porque ya tienes dinero y clientes, enséñame cómo hacer eso y déjate de mentalidad.
Ahora que tengo dinero y clientes sé que tienen razón. Que la mentalidad es clave desde el principio.
Y también sé que, aparte de mentalidad, hay que saber vender.
Por eso en mi clase de ventas he añadido tanto mentalidad como ventas. Te digo cómo vender, qué decir, cómo explicarte bien, cómo estar tranquila y segura de lo que ofreces y también te enseño la mentalidad que sí o sí tienes que tener.
Para que no te pase como a mí al principio, que me decían que querían contratarme y yo: Es que mis sesiones son caras, ¿eh? Yo te aviso.
(Muestra clara de mi inseguridad inicial).
O que digas, como alguna clienta antes de trabajar conmigo, "no, si todavía no he empezado el todo, te lo regalo".
O que cobres una miseria (esto les pasaba a muchas clientas ya establecidas y con algún cliente que no sabían vender ni tenían la mentalidad todavía).
Hay que saber vender y hay que trabajar la mentalidad. Ambas cosas, por eso trabajamos las dos en mi clase.
Resultado:
Para mí el más importante fue perder la vergüenza, los sudores, la incomodidad. De verdad, un antes y un después.
Es vender sin vender.
Porque a todos nos gusta comprar pero a nadie le gusta que le vendan (de esto hablo más en la clase).
Aprendí a ofrecer mis servicios tranquila y super convencida de que son de mucha ayuda y de que tienen el precio que quiero y son un chollo con los resultados y transformación que obtienes a cambio.
Aprendí a transmitir la seguridad que yo sentía.
Y, como consecuencia, a vender más. Que me contrataran más.
Así estoy yo ahora. Así puedes estar tú también.
Mis clientas me dicen: yo quiero tener esa seguridad que tienes tú. Claro, te lo enseño en la clase y con la práctica lo consigues.
Todos, y lo repito sin miedo a equivocarme, todos, preferimos contratar a alguien que se muestra seguro y confiado.
Esta clase es muy buena, una condensación de mi experiencia y formación. Funciona muy bien.
Mira, hace un par de semanas mismo una de mis clientas me dijo que había conseguido su primer cliente usando lo que aprendió.
Tu también puedes, solo tienes que aprender. Es normal, no nacemos sabiendo vender, pero si lo aprendemos nos ganamos la vida y ayudamos a muchas personas.
Si tú también quieres aprender a vender, cambiar tu mentalidad y... Vender.
Si tienes cualquier pregunta, solo tienes que responder a este mensaje y me dices.
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