Hace tiempo trabajé con un cliente que tenía dudas sobre si la ciencia era realmente lo suyo o no.
Me contaba todo lo que hacía y sus publicaciones y ya solo la pasión con la que hablaba decían claramente que sí, que era lo suyo.
Que se le daba bien, era bueno y le gustaba.
Pero...
Se sentía un impostor. Y lo pasaba muy mal en congresos y reuniones.
De hecho cuando llegaba el momento empezaba a sudar, a ponerse nervioso, a ponerse rojo como un tomate.
Le costaba hasta entender lo que decía el ponente.
Y claro, no entendía y eso le hacía sentirse peor todavía. Eso "confirmaba" que no tendría que estar ahí, que no era un buen científico.
¿Cómo vas a ser un buen científico si no entiendes a tus colegas?
¿Sabes qué pasaba?
Que se ponía tan nervioso que su cerebro empezaba a mandarle mensajes de peligro y empezaba a decirse que no entendía nada, que él no valía, que alguien se iba a dar cuenta...
Eran sus pensamientos el verdadero problema, no él.
Y eso hacía que se planteara dejar la ciencia.
Una persona muy, muy válida, Friend.
Eso es el Síndrome del Impostor en pleno apogeo.
A mí me ha pasado también. No sé si a ti también.
Bueno pues empezamos a trabajar en cambiar esos pensamientos.
Ahora sigue siendo científico, apasionado por lo que hace, ya no tiene dudas y se muestra seguro en congresos y reuniones.
Si tiene algún momento "impostor", ya sabe qué hacer.
Ha sido un antes y un después para él.
No más sudores ni sensación de fracaso.
No ha dejado la ciencia, sigue dándolo todo. Eso me hace feliz porque es su pasión.
Y a él más. Que es más importante, claro.
El proceso que seguimos juntos lo explico con detalle en mi libro en PDF "Cómo Superar el Síndrome del Impostor. Estrategias para eliminar la inseguridad y conseguir el éxito profesional".
Un abrazo,
|