Ayer grabando un audiolibro leí esta frase:
“Todo cuenta, tesoro. Pero no hay nada que lo sea todo”.
Y me recordó a una coach millonaria que decía que amaba tanto su trabajo que no había diferencia entre su trabajo y su vida.
Suena muy romántico, ¿verdad?
Incluso puedes estar pensando, eso es lo que quiero yo, encontrar algo que me apasione y que sea mi vida.
Y aunque suena muy romántico en realidad no lo es...
Al contrario.
Siempre digo que tu trabajo es parte de tu vida no toda tu vida.
Porque si tú trabajo se convierte en toda tu vida tendrás un grave problema cuando falle.
Cuando te deje de gustar o te aburra, si te despiden, si no sale bien...
(Y donde digo trabajo puedes poner cualquier otra cosa).
Está bien que tu trabajo sea muy importante, para mí es una prioridad, pero no puede ser toda tu vida.
Ni que tú seas tu trabajo.
Llena tu vida de diferentes cosas para que si una cae puedas apoyarte en el resto para seguir adelante hasta que la reconstruyas.
Porque todo cuenta pero no hay nada que lo sea todo.
Si piensas que tu negocio, tu profesión, tu pareja, lo que sea, lo son todo...
Replantéatelo y completa tu vida con más cosas que te hagan feliz.
No pongas todos tus huevos en una sola cesta y así de paso no le exigirás a esa cesta que lo sea todo.
Cuando tu trabajo lo es todo para ti esperas que te proporcione todo lo que quieres en la vida y eso no es realista.
Tus necesidades las tienes que dividir entre todas las áreas. Que no lleve el peso sólo una.
Por eso es bueno tener una vida con distintos intereses, con amistades, con tiempo libre, con muchas cosas que te hagan feliz y te ayuden a seguir adelante siempre.
Así que ya sabes, Friend:
Todo cuenta, pero nada lo es todo.
