En las finanzas sucede algo similar, hay acontecimientos particulares que ocasionan estragos como perder el trabajo, la casa, un ascenso, etc. Golpes muy fuertes, que si conscientemente no limitamos su impacto, nos llevan también a perder la paz financiera. Cuando esta se pierde, baja nuestra autoestima, el temor se apodera de nosotros y nuestras decisiones comienzan a ser dubitativas en perjuicio de nosotros mismos, incrementando así los desafíos provocados por el problema inicial.
Tener paz financiera, es no permitir que ninguna situación, por difícil que sea, determine nuestro futuro. Es verlo como lo que es, una situación difícil que hay que superar. Recordemos que el temor es lo opuesto a la fe y sin ella es imposible agradar a Dios. El enemigo tiene tres objetivos muy claros: robar, matar y destruir, mientras que el plan de Dios es que darnos vida y hacerlo en abundancia. Debemos creer profundamente esta verdad y tomar acciones con ese pensamiento arraigado en nuestras vidas.
Recuerdo que en una oportunidad fui asaltado con un arma de fuego en la calle, luego de esa experiencia decidí evitar caminar todo lo que me fuese posible. Me dejé atrapar por el temor, hasta que tomé la decisión de liberarme de el. Intencionalmente decidí hacer cualquier mandado cerca a pie. Al inicio fue difícil pero con diligencia, intencionalidad y valentía lo hice. No deseo enfocarme en los resultados de esta decisión, sino en la capacidad que tenemos de creer firmemente que Dios tiene cuidado de nosotros, no ser esclavos del miedo y actuar.
Vamos a creer? Vamos a actuar? quizás no será fácil ni rápido, pero siempre podemos estar confiados que Dios tiene cuidado de nosotros y su perfecto amor echa fuera todo temor. No importa si estemos atravesando un valle de sombra y de muerte, no temeremos mal alguno porque Él está con nosotros. Eso es tener paz y no sólo financiera. Estar tranquilos, incluso contentos si tenemos poco o mucho, porque actuamos con diligencia convencidos de que tenemos a Dios de nuestro lado.
Termino estas líneas con esta promesa que aplica hoy más que nunca: “Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio."#ÁnimoParis