Cuando el problema no es la edad, sino la actitud
Hace un par de semanas escribí una newsletter titulada “¿Arquitecto especialista o arquitecto especialisto?”.
Si te la perdiste, puedes leerla aquí.
Cada día en mi newsletter hay nuevas suscripciones y algunas bajas.
Normalmente, las bajas son mínimas.
Pero ese día fue diferente. Hubo una salida significativa.
Mirando los perfiles, el patrón fue llamativo: todos los que se dieron de baja eran arquitectos.
¿Les escoció el mensaje?
Para mí hay tres tipos de técnicos, y solo uno vale la pena.
Os explico:
Uno de los trabajos que cada vez tiene mas peso en mi día a día es la consultoría.
Ayudo a otros técnicos a optimizar sus diseños, siempre con el máximo respeto por su trabajo.
No se trata de pone en cuestión su trabajo, sino al contrario, de aportar y mejorar, siempre de forma constructiva.
Lo curioso es que, en muchas ocasiones, son los propios promotores quienes me contratan.
No porque desconfíen de los técnicos, sino porque quieren garantizar el mejor desempeño energético y el máximo confort en sus proyectos.
Cuando esto ocurre, siempre dejo claro algo: si los técnicos no se implican, la consultoría no sirve de nada.
Y en este punto, suelo encontrarme con tres perfiles:
🔴 Los “Sí, pero no”
Aceptan la consultoría porque el cliente la impone, pero en realidad no les interesa. De cara a la galería dicen que sí a todo, pero por detrás boicotean el proceso. Son un problema.
❌ Los “No” radicales
Rechazan cualquier cambio de plano. Se cierran en banda. Con ellos, directamente no trabajo.
✅ Los que ven una oportunidad
Son los que realmente aprovechan la consultoría. Aprenden, mejoran y obtienen los mejores resultados. Además, muchas veces terminamos creando una relación de confianza, e incluso se convierten en clientes o amigos.
Esta semana he trabajado con dos técnicos de este último grupo:
➡️ Un arquitecto con una larga trayectoria, que afronta sus últimos proyectos antes de retirarse.
➡️ Una arquitecta joven, que apenas está empezando.
A simple vista, podrían parecer opuestos. Pero tenían en común lo único que importa: las ganas de aprender y mejorar.
Cuando la actitud es la correcta, todo fluye.
La edad no es una barrera.
La soberbia, sí.
Si quieres hacerte una idea clara y realista del coste de tu obra, este método te ayudará a estimarlo sin que necesites más que una idea en la cabeza.
Recuerda: solo está disponible hasta fin de mes. Luego la retiraré de la venta y, si vuelve, no será a este precio.
