Subject: Seguro que si

Hace unas semanas te conté que tuve un golpe con el coche.


La otra parte no quiso hacer parte amistoso, a pesar de que la culpa era tan clara como un semáforo en rojo.


Pasó lo que suele pasar: papeleo, retrasos y más tiempo sin coche.


Finalmente, el seguro me da dos opciones para reparar:


Taller concertado, sin coste… pero a más de 100 km de mi casa.


Teleperitación, cobro rápido, pero reparo por mi cuenta.


Eso sí, asumiendo el riesgo de que la valoración sea baja y me toque poner dinero de mi bolsillo.


Ninguna me convencía.


No tengo experiencia en estas cosas.


Por suerte, no suelo tener accidentes.


Así que llamé a alguien que sabe: Carlos Lluch.


Lector de esta newsletter, con una correduría de seguros de prestigio (y que lleva el seguro de RC de mi empresa desde hace años). Un profesional como la copa de un pino.


Carlos me dice: “Hay una tercera opción que no te han contado”.


¿Sabes cuál era?


Llevar el coche al taller que yo quiera.


Que lo valoren allí.


Y que lo reparen allí.


Llamo a la aseguradora y, sorpresa, no ponen ningún problema.


Claro… las otras opciones eran mejores para ellos.


No para mí.


Ese consejo me ahorró dinero, tiempo y dolores de cabeza.


Y esto, que parece que no tiene nada que ver con arquitectura… tiene todo que ver.


Porque cuando estás metido en un proyecto, lo que necesitas no es solo que alguien te haga planos.


Necesitas a alguien que te asesore, que te diga por dónde no meterte, que te evite líos con técnicos, normativas, constructores… y que encima lo haga bien.


Y ahí es donde entro yo.


Si estás a punto de empezar un proyecto, profesional o particular, el primer paso es sencillo:


👉 Empezamos por un diagnóstico.


Aquí lo contratas:



PD: Si conoces a alguien que esté pensando en construir, reformar o invertir, reenvíale este email. Y que se apunte a esta newsletter. Le va a venir bien.