Se acerca el final del verano. O el inicio del curso. Según cómo quieras verlo.

Mi hija empieza la universidad.

Y como va a vivir en el mismo lugar donde estudié yo, me ha dado por recordar cosas de aquella época.

Algunas divertidas.

Otras no tanto.

Pero todas intensas.

Una de las que más me marcó fue aquella frase que escuchaban todos los nuevos nada más llegar a la residencia:

👉 “Póngase incómodo.”

Era parte de la bienvenida.

De las novatadas (opcionales, que nadie se asuste).

Pero tenía un trasfondo mucho más real de lo que imaginábamos.

Y es que si hay algo que evitamos como si fuera la peste es la incomodidad.

La gente elige el ascensor, aunque tenga piernas.

El coche, aunque pueda caminar.

El silencio, aunque haya cosas que debería decir.

El trabajo fácil, aunque le aburra hasta las lágrimas.

Y lo entiendo.

Lo cómodo se siente bien.

Pero lo cómodo no transforma.

Yo también me pasé años eligiendo lo fácil.

Hasta que un día me harté.

Me harté de repetir siempre los mismos proyectos.

De vivir con el freno de mano echado.

De poner excusas.

Y aunque no tenía apenas clientes, ni contactos, ni seguridad, decidí cambiar.

Lo que vino después no fue fácil.

Pero fue mío.

Hoy, muchos de los que entonces estaban mejor que yo, siguen igual.

O peor.

Y no es que yo sea más listo. E

s que me puse incómodo cuando tocaba.

Porque si no te aprietas tú, ya se encargará la vida de hacerlo por ti.

Ahora te pregunto:

👉 ¿Tú qué quieres?

Porque en breve empiezo una formación. Y no va a ser para todos. No es barata. No es cómoda. No es para “ver si suena la flauta”.

Es para los que están dispuestos a currar, a invertir, y a ponerse incómodos.

Si no es tu caso, mejor no sigas leyendo. Ni te apuntes.

Pero si sientes que ya no quieres otro año igual, solo tienes que responder a este email con un:

👉 “Me interesa”

Y me pondré en contacto contigo en unos días.

Y si no te interesa, y lo que necesitas es unicamente ayuda puntual para tu proyecto, ya sabes que puedes reservar una consultoría previa.

Tú eliges.

Aunque ya sabes: lo cómodo no cambia nada.

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