Ayer vinieron los reyes de España.
Pasearon por las cenizas como si no ardiera nada.
Sonrisas, saludos, fotos.
Gente feliz por verlos, aunque todo alrededor siga oliendo a quemado.
Supongo que ver a alguien con corona hace pensar que alguien se acuerda de ti.
Que importas.
Pero no.
Y no hace falta creerme.
Mira los hechos.
Esto me recordó algo de cuando era joven.
Cuando el cazador de elefantes aún era rey.
La mayoría no era monárquica, era juancarlista.
Porque el marketing funcionaba: nos vendieron una imagen de perfección.
Mientras todas las casas reales del mundo eran corruptas, fiesteras, infieles… la nuestra era diferente.
Decían.
Nos tragamos que devolvió la democracia, que era un héroe.
Como el Cid, ganando batallas después de muerto.
Pero tras esa imagen perfecta, había lo de siempre: orgias, mentiras, cuentas opacas, favores, comisiones y latrocinio.
Y ahora nos dicen que eso ya no pasa.
Ya veremos.
¿Y qué tiene esto que ver con la construcción?
Mucho.
Porque en este sector también se repite el cuento.
Se dice de tal arquitecto que hace unos proyectos “espectaculares”.
De tal constructor que “construye muy bien”.
Y claro, las fotos salen bonitas.
Los renders espectaculares.
Las memorias brillan en papel.
Pero lo importante no es lo que se ve.
Lo importante es lo que no se ve.
Lo que está por debajo.
Lo que no se va a colgar en redes.
Lo que nadie revisa hasta que explota.
Y cuando eso pasa, los de la foto ya están en otro lado.
Por eso existe mi trabajo: para ayudarte a poner el foco justo ahí, antes de que empieces nada.
Una consultoría previa donde te enseño dónde se esconden los verdaderos problemas. Y cómo evitarlos antes de que te cuesten dinero, salud, o ambas cosas.
📌 Si vas a construir, reforma o proyecto a la vista, habla conmigo antes.
Será la decisión que te evite muchas malas decisiones.
P.D.:
Si este email te hizo pensar, reenvíalo a quien creas que le puede venir bien para que se suscriba aqui.
Alguien que vaya a empezar una obra, o que esté rodeado de humo y le estén vendiendo perfección.