El otro día recordaba la primera vez que me enfrenté a un proyecto en solitario.
Lo desarrollé con ilusión y ganas.
Busqué compañeros que pudieran ayudarme a tapar las innumerables lagunas que tenía.
En su momento, quedé satisfecho.
El cliente también quedó satisfecho.
Fue un buen trabajo, sin duda.
Pero hoy, más de 20 años después, lo miro y pienso en la cantidad de carencias que tenía.
Desde que ejerzo esta profesión, cada día ha sido un aprendizaje.
Un aprendizaje lleno de errores y, cómo no, de aciertos.
Puedo decir que, en general, se aprende mucho más de los errores que de los aciertos.
Si uno transita por la vida con los ojos bien abiertos y extrae las conclusiones adecuadas de cada experiencia, cada trabajo, por fuerza, ha de ser mejor que el anterior.
Por eso tengo claro que mi próximo trabajo será el mejor.
Porque podré volcar en él todo mi aprendizaje previo.
El problema viene cuando hay gente que confunde "tener experiencia" con "hacer lo mismo en bucle desde 1998".
"Siempre lo hemos hecho así", dicen. Como si eso fuera una buena noticia.
Se niegan a evolucionar, a revisar si pueden mejorar sus procesos y descartan sistemáticamente todo aquello que los haga salir de su zona de confort.
Esa mentalidad conformista es la que habría impedido inventar la rueda, la penicilina y las croquetas.
Y eso, amigos, sí que sería una tragedia. ¿os imaginais la vida sin croquetas?
Así que, si tú también crees que lo mejor de ti aún está por llegar, me alegra que estés aquí.
Si, por el contrario, crees que ya lo sabes todo, te invito a reflexionar… o a postularte para Mesías en tus ratos libres.
PD- ATENCIÓN: DRAMA INMINENTE
Solo quedan dos plazas de consultoría preeiva disponibles para el mes de Septimebre qu eempieza mañana.
Y luego vendrán los lamentos:
"Ay, si lo hubiera comprado a tiempo…"
"Ojalá pudiera apuntarme ahora…"
"¿Por qué soy así?"
Si no contratas ahora, quizá te toque esperar a Octubre.
👉 Apúntate antes de que sea tarde.