Esa frase me lleva directo a mi infancia, cuando los sábados por la tarde me sentaba frente al televisor a ver El Equipo A.
Quizá no te suene si no tienes cierta edad, pero la serie iba de un grupo de soldados perseguidos por el gobierno, que se metían en todos los fregados posibles… y siempre encontraban la forma de salir.
Al final, Hannibal, el jefe del cotarro, se encendía un puro y decía su mítico:
"Me encanta que los planes salgan bien".
Lo gracioso es que, si te paras a pensarlo, plan, lo que se dice plan… no parecía haber ninguno.
Y justo eso me recordó a un mensaje que recibí el otro día.
Una persona me pedía un presupuesto cerrado para una consultoría.
Me decía lo que él creía que necesitaba, y esperaba que yo le diera un número.
Y no es por ir de especialito, ni por ponerme exquisito.
Es porque si te doy un presupuesto sin conocerte, sin haber entendido bien tu situación, sin haber estudiado tu caso por dentro… entonces sí, sería como en el Equipo A: un caos con suerte.
Yo no improviso con tus resultados.
Y no juego a los dados con tu proyecto.
Por eso, antes de cualquier presupuesto, hay una consultoría previa.
Esa primera sesión es el verdadero mapa.
Ahí es donde vemos qué necesitas, qué no, por dónde estás perdiendo pasta, confort o energía, y cuál es el camino más rentable para ti.
Y te digo más: ha habido personas que solo con esa consultoría ya han resuelto el lío en el que estaban metidas.
Así que si de verdad quieres avanzar con paso firme, sin improvisaciones, sin parches, sin tirar dinero ni tiempo...
Y entonces sí, como diría Hannibal mientras se fuma su puro...
"Me encanta que los planes salgan bien".
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