Ayer fue uno de esos días que te reconcilian con lo que haces.
Hicimos un ensayo blowerdoor en una obra. ¿El resultado?
0,16 ren/h.
Cuando para obtener la certificación passivhaus se exige un máximo de 0,6… sacar un 0,16 es como correr una maratón y cruzar la meta antes de que suene el disparo de salida.
Y, atención, lo hicimos así:
Con una arquitecta que nunca había hecho una passivhaus.
Con una constructora que no había trabajado jamás la hermeticidad.
Con un aparejador sin experiencia en este tipo de proyectos.
Ya. Es para aplaudirles.
Porque hay una cosa que me repiten mucho:
“Es que tú puedes hacer estas cosas porque tienes un equipo especializado”.
¡Error!
Yo no tengo una varita mágica.
Tengo algo mejor: ganas de hacer las cosas bien.
Y en este casoun equipo que aunque no sabía, quiso aprender.
La clave del éxito no está en tener experiencia previa. Está en querer hacer las cosas bien desde el minuto uno.
Con interés.
Con compromiso.
Con comunicación.
No hay más.
Cuando un promotor tiene ganas, un constructor tiene compromiso y hay asesoramiento profesional, el resultado es inapelable.
Y sí, ayer pasó eso. Y fue una sensación impresionante.
Porque no fue casualidad. Fue intención. Fue actitud.
¿Quieres hacerlo tú también?
Entonces haz lo que hacen los valientes: busca ayuda experta.
Contratame y te asesoro. Sin florituras, sin promesas vacías. Solo resultados.
PD: Mañana lanzo la nueva masterclass sobre ventilación. Ideal para los que no se conforman.
PD2: Hacer las cosas mejor no es cuestión de suerte. Es cuestión de decisión.
PD3: También puedes seguir culpando al empedrado. Pero eso ya no es un problema técnico, es un problema de carácter.