Me llega un proyecto.
El cliente convencido de que le estaban diseñando una casa Passivhaus.
El estudio de arquitectura incluso presumía de tener una vivienda certificada.
Todo parecía en orden: aislamientos generosos, triple vidrio, recuperador de calor... la receta mágica, ¿no?
Pues no.
Metí el proyecto a calcular y… tachán: demanda de calefacción casi cero.
Pero la refrigeración era un infierno.
Un horno orientado al oeste, con una fachada acristalada que parecía pensada para freír al propietario.
¿El origen del desastre?
Copiar y pegar.
El estudio había replicado exactamente el diseño de otra vivienda anterior.
En otro clima.
Con otra orientación.
En otro planeta, vamos.
Eso no es eficiencia, es pereza con pretensiones.
Y lo peor de todo: no había forma sencilla de arreglarlo sin rediseñar desde cero.
Lo barato sale caro, y esto olía a demanda.
De hecho, acabó así: el arquitecto, en los tribunales.
El cliente, sin casa.
Y con un sobrecoste imposible de asumir.
¿La lección?
No se trata de copiar soluciones, se trata de entender el contexto.
Cada obra es un mundo.
Quien no lo entiende, está condenado al fracaso.
Y quien lo ignora, lo paga.
Yo intento que eso no te pase.
Por eso he preparado una serie de masterclass para que aprendas a detectar estos errores antes de que sean ruina:
✅ La Fórmula para Saber si tu Obra es Viable (Antes de Gastar un Solo Euro)
✅ Cómo Diseñar Viviendas Eficientes Desde el Primer Trazo
✅ Lo que Nadie te Cuenta Sobre las Ventanas… Hasta que es Demasiado Tarde
Y ahora viene lo bueno:
Si compras las tres, te regalo la cuarta, que saldrá en unos días.
Si ya tienes alguna, comprate las otras antes de que sea demasiado tarde.
El conocimiento es poder. Y en este sector, también te evita juicios.
PD: En este mundo hay profesionales brillantes. Si te dedicas a esto, haz por ser uno de ellos. Y si eres cliente, rodéate de ellos. Tu bolsillo y tus nervios lo agradecerán.