Subject: 📣 Un reconocimiento a los profes en el campo

Este escrito es un homenaje a todos los profesores rurales

No nos conocemos, nunca nos hemos visto. La busqué y la llamé varios días después de la tragedia en Andes, Antioquia, y del adiós a tres de sus estudiantes. Necesitaba decirle que la abrazo, que su vocación es admirable y que su dolor lo quisiéramos sostener entre todos para que no pese tanto.


En su voz sentí el respeto y el abismo por el dolor de los papás que perdieron a sus hijos. ¡Cuánta tristeza ahí! Eliana Rincones, la profesora de Andes a la que conocimos en los medios por su heroica acción al salvar a sus estudiantes, tiene la firmeza y deseo de seguir en la educación. Es su camino, su presente, su destino. Desde que tenía seis años supo que se dedicaría a la docencia. Lo heredó de su papá. Estudió licenciatura en Español y Literatura y hace siete años alcanzó una plaza como profesora en el suroeste antioqueño, a cientos de kilómetros de su casa en Barranquilla, Atlántico.


Una enorme vocación es la que mueve los hilos y emociones de miles de maestros rurales para que entreguen y arriesguen todo por llevar educación y conocimiento al campo.


¿Has vuelto a ver a los niños?, le pregunto. En la respuesta su voz tiene la mezcla de muchos tonos: con alegría dice que cuando los vio los abrazó, se emocionaron, se reconocieron como un milagro, de ser unos sobrevivientes de una historia de vida que los unirá siempre. Toma impulso y con un respiro, que se escucha en el teléfono, usa una frase que es recurrente en cada segundo de nuestra conversación: “debo asimilar que me faltan tres niños, debo asimilar esa ausencia”.


Nuestra conversación se extendió cerca de 25 minutos. Espero haber sido expresiva, respetuosa y afectuosa al otro lado del teléfono. Eliana, tu serenidad, bondad, amor por la educación y los niños es un aliento para los papás y un regalo para esta región.


Abrazo que, con tu juventud —32 años—, quieras continuar siendo profesora, que veas en Antioquia una región donde permanecer y echar raíces. Tu fuerza y coraje son inspiración para trabajar por un departamento con más y mejores oportunidades, equidad, educación y empleo.


Eliana, que este escrito sea una excusa para reconocer, a través de tu servicio y vocación, la entrega de cerca de ocho mil de maestros de Antioquia que están en zonas rurales apartadas, golpeadas por la pobreza, la violencia y el abandono; que se levantan todos los días con el deseo genuino de salir adelante, que persisten, transmiten esperanza, conocimiento y posibilidades a nuestros niños y jóvenes. Maestros que encontraron en la educación el motor de su vida. Los aplaudimos de pie.

Honrar la educación y el liderazgo de los maestros en la ruralidad debe convocarnos a mantener nuestros ojos y el corazón en el campo. ¡Inmensa gratitud!

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