Distinguido amigo,
La realidad es que cada hombre, sin importar su apariencia, puede persuadir y seducir de forma eficaz a una mujer — cuando y donde sea.
Sin embargo, me he dado cuenta de que muchos hombres han sido forzados al silencio por los errores del pasado.
Encerrados en sus roperos síquicos, no se acercan a las mujeres, permaneciendo en una soledad escalofriante.
Y al cabo de un tiempo ya no intentan más... Sucede tan lentamente que ni siquiera se dan cuenta del cambio... es tan imperceptible como cuando aumentamos de talle de pantalón.
Cuando llegan a una fiesta se les traba la lengua y sus conversaciones son vagas y aburridoras.
(Ellos piensan que lo hacen bien, pero las mujeres no piensan lo mismo en secreto). Muchos otros que se atreven, fallan miserablemente — sintiéndose frustrados y hasta silenciados por los que parecen tener el don de la palabra.
Y muchos más discuten ciegamente, como los que nunca han aprendido a jugar tenis y le pegan al aire una y otra vez, hasta que finalmente y de pura suerte, la pelota choca contra la raqueta.
Mucha gente está en este mismo momento atrapada en esos armarios sicológicos... con la llave que los conduce a la libertad sexual apretada fuertemente en sus puños.
La llave es, por supuesto, lo que se describe en el siguiente video:
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