Subject: El Amor más allá de los prejuicios - Jornada Mundial con Isha

ISHA JUDD

Tenemos que ser conciencia en acción, no en actividad. ¿Pero cómo podemos saber cuál de ellos estamos eligiendo? Cuando somos conciencia en acción, nuestro foco está en estar presentes, en hacer las cosas desde un lugar donde podamos observar la mente, donde podamos notar si realmente estamos aquí y ahora, o si, de lo contrario, estamos preocupados por algo en el futuro. ¿Estamos perdidos en el tiempo, persiguiendo algo, consumidos por nuestras actividades? ¿O estamos aquí, presentes en este momento, usando todo lo que sucede en este mismo instante para expandir nuestra conciencia? Este foco es el corazón del Sistema Isha.

Este elegir la presencia tiene que ser el centro de lo que hacemos, porque su esencia misma es nuestro despertar, lo más grande que cualquier ser humano puede experimentar, y que es ridículamente simple: un constante regreso a ti mismo, a ser y a amarte a ti mismo.


Los estudiantes del Sistema Isha a menudo me preguntan sobre las facetas, si son lo mismo que las herramientas de otras prácticas, como los mantras. Las facetas son la experiencia de iluminación y, por tanto, expresan la verdad absoluta de la perfección de cada momento. Pero debido a que la gente está dormida, no puede percibir esa perfección; al contrario, la buscan en todas partes, intentando encontrarla en el exterior. De lo que no se dan cuenta es de que ellos ya son esa perfección que está en constante evolución. Ellos ya son lo que buscan, porque la conciencia siempre está siendo más, y la naturaleza de la creación es moverse infinitamente desde la perfección hacia una perfección aún mayor.


Como sistema tántrico, el Sistema Isha no implica ninguna búsqueda; en su lugar, se centra en la liberación de todo lo que no es real, de todo lo ilusorio: en una palabra, del sufrimiento. Nuestro trabajo no está orientado hacia el logro de objetivos, sino que se enfoca en expandir la conciencia y una experiencia interna de silencio.

Usamos las facetas para elevar nuestra vibración, y cada vez que las pensamos, dejamos un pequeño espacio entre ellas. Ese espacio es la conciencia, y esa experiencia crece y crece a medida que practicamos. ¿Por qué? Porque ese espacio de paz es la verdad de quienes somos, el silencio ilimitado mismo.


Y sin embargo, a pesar de ello experimentamos muchas formas de dualidad: experimentamos inteligencia, alegría, conflicto y sufrimiento, todo originado en la mente, que es como una sofisticada computadora generadora de dualidad que alberga su memoria de respaldo en el cuerpo. Luego el cuerpo reacciona a la mente con las sensaciones físicas de todos nuestros traumas, tristezas y experiencias, cada una de las cuales ayudó a crear primeramente nuestra percepción de la realidad, la ventana de la percepción que enmarca la dualidad de nuestra experiencia humana.


Lo que debemos tener perfectamente claro es que nuestra percepción de la realidad no es la realidad. No es verdad. La verdad son las facetas, y son bastante diferentes a un mantra. El mantra se usa para proteger la mente; es una especie de hipnosis que creas al repetir un pensamiento una y otra vez hasta que te lleva a un espacio de ensueño más allá de la preocupación, pero estar en ese espacio no sana lo que está sucediendo internamente en ti, ni elimina tus traumas internos. Es como una curita: proporciona alivio a una herida, pero no quita las raíces profundas del sufrimiento para así crear una experiencia permanente. Lo que sí proporciona es un maravilloso paso inicial para apaciguar y calmar una mente frenética que avanza a 60.000 pensamientos diarios. Usar un mantra es un gran primer paso hacia lo que deseamos; tenemos que caminar antes de poder correr.


Usar las facetas significa dar un paso más. Debido a que vibran en una frecuencia tan alta, todo lo que no se basa en su vibración se te revela, para que puedas liberarlo: “Oh, eso no es cierto; eso no es la conciencia”, «Esto no es real; esto es sufrimiento«, «Ese ni siquiera soy yo; esa es mi abuela hablando«, »Estos son los acontecimientos de mi experiencia humana; no son realmente quien soy ”, y luego el descubrimiento:“ Yo no soy eso; yo soy el espacio entre las facetas; yo soy el silencio«.


Estar en ese espacio es un proceso de dejar ir, y eso es exactamente lo que las facetas nos ayudan a hacer. Al elevar nuestra vibración, crean una experiencia de silencio, y ese silencio, que vibra con el amor incondicional de las facetas, se convierte en tu experiencia dentro del paisaje humano. En última instancia, esta energía del silencio es lo que hace que las facetas sean tan diferentes de un mantra o una afirmación; ¿Cómo puedes usar una afirmación como: todo es perfecto, todo es perfecto, todo es perfecto, cuando muy en el fondo para ti todo está mal?


Este proceso de dejar ir está encarnado en los pasos tan específicos del Sistema Isha, y es por eso que cada uno de esos pasos es igual de importante que las facetas, porque la combinación de cada uno de estos componentes nos lleva a un lugar de vacío, lleno de la vibración del amor-conciencia. Para crear este espacio, necesitamos practicar las facetas constantemente, removiendo nuestros filtros y hablando nuestra verdad. Hacemos todo esto para poder alcanzar la iluminación: la única verdad que existe. ¿Por qué es la única verdad? Porque ya somos eso.

He experimentado muchísimos sucesos asombrosos en mi vida y he sido testigo de una vasta y salvaje variedad de fenómenos humanos. Es encantador tener logros y éxitos que puedas llamar tuyos, pero si te defines únicamente por esos logros, ¿qué sucede cuando la gloria, el éxito o la emoción han pasado? De pronto te encuentras sin la sensación de plenitud que provocaron, y descubres cuán vacío fue todo, y cuán impermanente, en última instancia. Cuando llegas a la cima de la montaña y no amas a la persona que llega contigo – tú mismo – surge una vez más la desilusión y el sentimiento de pérdida.


En lugar de eso, debemos aprender a incorporar el increíble y simple poder del ser; hacemos esto siendo el gozo en la conciencia, descubriéndonos a nosotros mismos en el gozo del dar, enfocándonos en transmitir nuestra conciencia, lo único de real valor. Juguetonamente, inocentemente, bailando con despreocupada alegría, llegamos a la cima de la montaña, animados y vivos, rebosantes del asombro y la inocencia de un niño.


El mundo está lleno de personas que ayudan: combaten las enfermedades, proporcionan alimentos a quienes no lo tienen y apoyan a una multitud de personas necesitadas; dondequiera que mires, hay gente salvando gente. Es realmente admirable cómo todo este apoyo alivia el sufrimiento del mundo y contribuye a la sensación general de bienestar, de comunión y de unidad que experimentamos en el planeta, pero tenemos que preguntarnos qué valor tiene todo esto si aún nos falta experimentar la libertad verdadera. Sin libertad, sin conocernos a nosotros mismos y sin ayudar a los demás a que se conozcan, nada que tenga verdadero valor se ha logrado. No quiero parecer escéptica o negativa frente a estos increíbles actos de bondad, pero en última instancia, convertirnos en la conciencia en acción es de suma importancia, porque sin ello, la libertad que tanto anhelamos permanece dormida dentro de nosotros.


Necesitamos autorrealizarnos y así, cuando salimos y damos, una vez que lo hacemos, vemos que no es mucho lo que hay que hacer; en cambio, nuestro dar se convierte en la energía de nuestra acción, nuestra conciencia expandiéndose y elevándose a través de nuestra presencia. Ese es mi deseo para cada uno de ustedes, que den a través de la energía de su amor, porque más allá de todas las ilusiones, ese dar es lo único verdadero y de valor permanente.

Muchas prácticas espirituales se centran en la lucha y el proceso de sanación –por ejemplo: nos puede llevar muchas vidas encontrar la libertad, o llegamos al reino de los cielos después de una vida de lucha y auto sacrificio – pero el Sistema Isha no funciona así: se centra en la autorrealización, en la perfección de cada momento, en el despertar aquí mismo, ahora mismo. Abrazamos todo, lo bueno y lo malo, y elevamos nuestra vibración al ver cada aspecto más allá del juicio, y lo recibimos con un «sí». La esencia del Sistema va más allá del género, más allá de todas las situaciones difíciles, porque cuando comenzamos a identificarnos con una causa en particular, consideramos a los demás como víctimas de una experiencia externa y perdemos de vista la perfección del momento.


Curiosamente, estoy a punto de realizar un evento enfocado en la mujer, pero no porque vea a las mujeres en un lugar de víctimas. De hecho, no veo a las mujeres como víctimas en absoluto. Simplemente las veo como seres humanos cuyos juicios inconscientes se reflejan en ellas mismas, de vuelta. Al mismo tiempo, es esencial que continuemos trabajando por la igualdad de oportunidades para todos, ya sea erradicando legalmente la discriminación y la represión en todo el mundo, como profundizando en la educación que apoye la unidad y la aceptación para todos. Ningún ser humano es propiedad de otro y ningún ser humano debe ser discriminado por motivos de género.


Me recuerda una historia de la década de los 90 sobre una mujer y su tripulación en un barco a vela, compuesta ésta exclusivamente de mujeres, que se enfrentaron a sus juicios internalizados durante el intento de ganar una competencia que siempre había sido liderada por los hombres. Nunca una mujer había dado la vuelta al mundo, pero a pesar de este prejuicio, las mujeres participaron en la regata y no solo atravesaron algunas de las aguas más traicioneras del planeta, también desafiaron todas las probabilidades y toda la negatividad de la prensa británica, -que afirmó que probablemente se matarían en la primera ronda de la carrera-, y emergieron, inesperadamente, en primer lugar. Todos se sorprendieron, ¡incluso las mujeres! – y de pronto, la idea de ganar se apoderó de ellas, y esta presión, muy alejada de la falta de expectativa que habían sentido al principio de la competencia, les hizo correr un riesgo irracional que puso en peligro la integridad de su barco y les hizo perder el liderazgo. Al final, quedaron en segundo lugar.


Cuando llegaron a la meta, la fanfarria fue fenomenal; miles de personas salieron a animarlas. Habían realizado lo que antes parecía totalmente imposible: ¡habían completado la carrera y casi habían ganado! Su historia muestra que podemos ir más allá de nuestras limitaciones y juicios; estas mujeres fueron más allá de todos sus obstáculos, y fue solo al final, cuando se engancharon en sus expectativas de ganar, que su foco vaciló y perdieron el primer lugar.


La ilusión de lo imposible o improbable es algo que necesitamos sanar internamente. A nivel personal veo esto con mis jinetes; piensan que soy demasiado vieja. “Abuela”, me dicen, “eso es demasiado difícil para ti; ¡no puedes! » Pero simplemente los ignoro. Tengo una experiencia mucho más profunda de lo que es verdad. No me consume el ganar. Solo quiero ser lo mejor de mí misma, porque ya me he auto-realizado. No estoy buscando nada. Y a la inversa, ¡gano!


Es por esto que necesitas hacer de las facetas tu experiencia permanente y el por qué es tan crucial tener clara su naturaleza. Hasta que no te unifiques con las facetas, no sabrás que eres perfecta; hasta entonces, todavía habrá un aspecto en ti tratando de ser perfecto, que está impulsado por un objetivo o por la necesidad de demostrar algo. Necesitas ir más allá de este deseo de demostrar y lograr algo y, en cambio, concentrarte en dar lo mejor de ti en todo lo que haces. Estar presente es la elección más importante que puedes tomar, ya que te permite estar en silencio. Si estoy presente, puedo ver claramente. Si estoy presente, puedo encontrar un lugar de quietud. Si estoy presente, puedo atestiguar mi inconsciencia, mi carrera hacia adelante, mi preocupación, mis juicios. Y esto es lo importante; todo lo demás es solo la necesidad de tener la razón, la necesidad de tener el control: más aspectos de la ilusión.


El camino tántrico ofrece un sí a todo y se rinde. No pelea. Se rinde al momento y deja ir las ideas, reconociendo que, al igual que las estrellas, hay miles de millones de ideas, y no son ni buenas ni malas, – simplemente son -, y están contenidas en algo mucho, mucho más grande: nuestra divinidad.


Este camino es importante para ti porque algo dentro de ti te ha llamado hacia mí, una parte de ti que está más despierta y que reconoce que quieres algo más que otros seres humanos. En algún nivel, llegaste con una conciencia que estaba más alerta que la mayoría, y debido a esto, estás despertando. Y el solo hecho de que estés despertando ya es un milagro.


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