Muchas prácticas espirituales se centran en la lucha y el proceso de sanación –por ejemplo: nos puede llevar muchas vidas encontrar la libertad, o llegamos al reino de los cielos después de una vida de lucha y auto sacrificio – pero el Sistema Isha no funciona así: se centra en la autorrealización, en la perfección de cada momento, en el despertar aquí mismo, ahora mismo. Abrazamos todo, lo bueno y lo malo, y elevamos nuestra vibración al ver cada aspecto más allá del juicio, y lo recibimos con un «sí». La esencia del Sistema va más allá del género, más allá de todas las situaciones difíciles, porque cuando comenzamos a identificarnos con una causa en particular, consideramos a los demás como víctimas de una experiencia externa y perdemos de vista la perfección del momento.
Curiosamente, estoy a punto de realizar un evento enfocado en la mujer, pero no porque vea a las mujeres en un lugar de víctimas. De hecho, no veo a las mujeres como víctimas en absoluto. Simplemente las veo como seres humanos cuyos juicios inconscientes se reflejan en ellas mismas, de vuelta. Al mismo tiempo, es esencial que continuemos trabajando por la igualdad de oportunidades para todos, ya sea erradicando legalmente la discriminación y la represión en todo el mundo, como profundizando en la educación que apoye la unidad y la aceptación para todos. Ningún ser humano es propiedad de otro y ningún ser humano debe ser discriminado por motivos de género.
Me recuerda una historia de la década de los 90 sobre una mujer y su tripulación en un barco a vela, compuesta ésta exclusivamente de mujeres, que se enfrentaron a sus juicios internalizados durante el intento de ganar una competencia que siempre había sido liderada por los hombres. Nunca una mujer había dado la vuelta al mundo, pero a pesar de este prejuicio, las mujeres participaron en la regata y no solo atravesaron algunas de las aguas más traicioneras del planeta, también desafiaron todas las probabilidades y toda la negatividad de la prensa británica, -que afirmó que probablemente se matarían en la primera ronda de la carrera-, y emergieron, inesperadamente, en primer lugar. Todos se sorprendieron, ¡incluso las mujeres! – y de pronto, la idea de ganar se apoderó de ellas, y esta presión, muy alejada de la falta de expectativa que habían sentido al principio de la competencia, les hizo correr un riesgo irracional que puso en peligro la integridad de su barco y les hizo perder el liderazgo. Al final, quedaron en segundo lugar.
Cuando llegaron a la meta, la fanfarria fue fenomenal; miles de personas salieron a animarlas. Habían realizado lo que antes parecía totalmente imposible: ¡habían completado la carrera y casi habían ganado! Su historia muestra que podemos ir más allá de nuestras limitaciones y juicios; estas mujeres fueron más allá de todos sus obstáculos, y fue solo al final, cuando se engancharon en sus expectativas de ganar, que su foco vaciló y perdieron el primer lugar.
La ilusión de lo imposible o improbable es algo que necesitamos sanar internamente. A nivel personal veo esto con mis jinetes; piensan que soy demasiado vieja. “Abuela”, me dicen, “eso es demasiado difícil para ti; ¡no puedes! » Pero simplemente los ignoro. Tengo una experiencia mucho más profunda de lo que es verdad. No me consume el ganar. Solo quiero ser lo mejor de mí misma, porque ya me he auto-realizado. No estoy buscando nada. Y a la inversa, ¡gano!
Es por esto que necesitas hacer de las facetas tu experiencia permanente y el por qué es tan crucial tener clara su naturaleza. Hasta que no te unifiques con las facetas, no sabrás que eres perfecta; hasta entonces, todavía habrá un aspecto en ti tratando de ser perfecto, que está impulsado por un objetivo o por la necesidad de demostrar algo. Necesitas ir más allá de este deseo de demostrar y lograr algo y, en cambio, concentrarte en dar lo mejor de ti en todo lo que haces. Estar presente es la elección más importante que puedes tomar, ya que te permite estar en silencio. Si estoy presente, puedo ver claramente. Si estoy presente, puedo encontrar un lugar de quietud. Si estoy presente, puedo atestiguar mi inconsciencia, mi carrera hacia adelante, mi preocupación, mis juicios. Y esto es lo importante; todo lo demás es solo la necesidad de tener la razón, la necesidad de tener el control: más aspectos de la ilusión.
El camino tántrico ofrece un sí a todo y se rinde. No pelea. Se rinde al momento y deja ir las ideas, reconociendo que, al igual que las estrellas, hay miles de millones de ideas, y no son ni buenas ni malas, – simplemente son -, y están contenidas en algo mucho, mucho más grande: nuestra divinidad.
Este camino es importante para ti porque algo dentro de ti te ha llamado hacia mí, una parte de ti que está más despierta y que reconoce que quieres algo más que otros seres humanos. En algún nivel, llegaste con una conciencia que estaba más alerta que la mayoría, y debido a esto, estás despertando. Y el solo hecho de que estés despertando ya es un milagro. |
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