En lugar de ver las cosas como son, las vemos tal como nosotros somos. El resultado es una percepción ilusoria de lo que afuera sucede, y es así como en lugar de un vistazo desinteresado, vemos una observación maligna, en lugar de una crítica constructiva, vemos una desaprobación apabullante, y en lugar del mal humor de otro consigo mismo, vemos un ataque personal.