El secreto para alinear la cabeza con el corazón es la verdad. Cuando decimos la verdad estamos hablando desde el corazón, y a medida que la conciencia se expande, comenzamos a expresarnos desde un espacio de omnisciencia. La omnisciencia está más allá del intelecto, habla la verdad y habla de lo desconocido. Habla desde una experiencia que va más allá de la dualidad y dentro de esa experiencia, habla de la libertad del amor incondicional.