Normalmente, tenemos cajitas pequeñas a las que nos aferramos con todas nuestras fuerzas. No podemos recibir nada más, porque toda nuestra energía se está gastando en proteger lo que tenemos. Cuando abrimos nuestras cajas, nos abrimos a recibir.
El Universo quiere darte todo, solo tienes que abrir tus brazos. Cuando lo haces, lo que recibes es ilimitado, sigue y sigue viniendo.