| Soy un creyente de los beneficios de la planificación, la programación y de la preparación. Para mí, son garantía de éxito y de la alta calidad en la ejecución; además de liberarnos de tensiones y del estrés que afectan negativamente nuestra ejecución, si no planificamos o si no nos prepararnos. Y esto aplica tanto a la vida profesional, como personal.
Pero, en realidad ¿lo podemos planificar absolutamente todo? ¿O existe algún límite? ¿Qué cosas se podrían escapar de nuestra planificación? Pues, aquello que no podemos controlar. El Capitán de barco no puede controlar las olas; un piloto de avión no puede controlar el viento, un agricultor no puede controlar el clima. ¿Cierto? De hecho, si hilamos más delgado, no podemos controlar ni a nuestros hijos! ¿Y al esposo o a la esposa? ¡Pues mucho menos! Entonces ¿qué es lo que SI podemos controlar? Pues, nuestra capacidad de respuesta frente a lo que no podemos controlar. Como enfrentamos las olas, al viento, al clima; y por supuesto, las circunstancias que enfrentamos en nuestras familias.
GTD genera inventarios completos de compromisos, dispuestos por contextos, para tener más libertad y flexibilidad al gestionarlos; en MT se hacen rígidos planes pre-anticipados para el día y el resto de la semana.
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| | | Un problema surge cuando los resultados que esperamos, no concuerdan con los que obtenemos. El creer que podemos controlar, lo que por naturaleza se encuentra fuera de nuestro control, es crónica de una muerte anunciada. Y en esta categoría podemos incluir el querer controlar el tiempo. La frase: “uno propone y Dios dispone”, es tan relevante hoy, como cuando fue acuñada. Por lo tanto, sería una mera ilusión el querer “programar” el tiempo que tenemos disponible el día de mañana, o la semana que viene, llenando nuestros calendarios de “tareas” que deseo concluir en el futuro inmediato. Experimentará frustración y desmotivación, tratando de realizar todo lo que había programado en su calendario..
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| ¿Qué tal si en lugar de “pre definir” los espacios de tiempo futuro para concluir algo; pre definimos las acciones específicas “visibles” que necesitamos materializar en la semana, para alcanzar los resultados que deseamos? ¿Cómo sería el contar con la discrecionalidad de un capitán de un barco o de un piloto de avión, al momento de elegir qué hacer?
Solo contando con “inventarios” de compromisos y tareas, previamente definidos; pero no previamente asignados a ningún día ni hora específicos; nos habilitara con la capacidad de respuesta que nos ayuda a elegir y decidir qué hacer, con la discrecionalidad del contexto en el que nos encontremos, del tiempo con el que contamos y de los recursos y energía que nos quedan, en cada minuto disponible en cada momento. Siempre existirá el espacio para hacer “algo” que nos llevará hacia un resultado deseado.
El problema es que, cuando contamos con ese espacio (…de tiempo dirían algunos), no sabemos qué hacer con él. |
| | Julio E. Ortega M Director Ejecutivo GTD Getting Things Done - David Allen Panamá Panamá - República de Panamá |
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