Para muchos de las personas que se estrenan utilizando el método Getting Things Done (GTD), la primera vez que redactan una lista completa de posibles acciones siguientes, se sienten abrumados.
Como consultores en productividad GTD, siempre advertimos al inicio de nuestras intervenciones, que, el indicador de éxito de nuestra intervención será el lograr que las personas se sientan incomodas al empezar a utilizar las practicas recomendadas.
La lógica aquí, es que, si no se llega a experimentar alguna incomodidad al empezar a aplicar los rudimentos iniciales de GTD, no estará ocurriendo ningún cambio.
Al igual que al iniciarse en el aprendizaje de tocar un instrumento musical o ejecutar un nuevo paso de baile, el proceso de aprendizaje requerirá dejar malas prácticas habituales y adoptar nuevas prácticas eficaces que verdaderamente mejoren el desempeño de la persona en una disciplina particular.
Es demasiado común que las listas de pendientes que redactemos, y que confiamos en que se conviertan en el recordatorio de lo que necesitamos realizar durante el día o la semana, no se pueden “realizar”.
Son listas de ideas y compromisos incompletos, que más que decirnos ¿Qué hacer?, lo que hacen es abrumarnos. Estas listas de pendientes, generalmente no dicen nada en realidad (ejemplo: supermercado, tarjeta de crédito, cliente, banco, cuentas por cobrar, ventas, informe, lavandería, jefe, cliente, etc.). |