| Una ciudad inteligente
Hace algunos días concluí un viaje a la República Popular China donde, junto a un pequeño pero distinguido grupo de comunicadores panameños, tuve la oportunidad de visitar las oficinas centrales de Huawei en las ciudades de Beijing y Shenzhen, para conocer los avances tecnológicos que está desarrollando esta empresa.
Por supuesto, el tema central de la visita fue el desarrollo de la última generación de la red de telefonía móvil (conocida como 5G) y sus posibles aplicaciones. Sin embargo, debo admitir que uno de los temas que más llamó mi atención es la aplicación de este nuevo estándar de telefonía móvil en el desarrollo de las llamadas ciudades inteligentes, pero incorporando los avances en materia de Inteligencia Artificial (IA).
Este es uno de los nuevos negocios que adelanta Huawei y consiste en una red de cámaras digitales que se conectan a un centro de operaciones en el que se puede dar seguimiento a los hechos que ocurren en una ciudad en tiempo real, permitiéndole a las autoridades estar debidamente informadas, de forma que puedan tomar las decisiones pertinentes para poder hacerles frente.
Se trata de una aplicación de la tecnología que facilita el monitoreo del flujo vehicular, la prevención de actos delictivos, la supervisión de cualquier incidente que ponga en riesgo al público en general e incluso la identificación facial de las personas que utilizan el transporte público o asisten a un evento deportivo o cultural.
Hasta ahora el desarrollo de un proyecto de este tipo era altamente costoso, sin embargo, las nuevas tecnologías han permitido reducir su costo de implementación, gracias al desarrollo de equipos que pueden movilizarse libremente y que operan mediante el uso de las redes de Internet inalámbrico (Wifi, por sus siglas en inglés).
No se trata de simples cámaras de vigilancia, sino de un sistema autónomo, gracias a la IA, que les permite a las autoridades tomar medidas para responder a cualquier situación que se registre en el área de cobertura. Hablamos de despachar a los bomberos ante la aparición de un fuego, desviar el tráfico de darse un accidente grave en las vías públicas o identificar a una persona requerida por la justicia.
Es una tecnología que se aplica ya está dando resultados positivos. En Kenia, por ejemplo, se estima que la criminalidad bajó en un 40% desde su aplicación, mientras que Shenzhen se ha transformado en una de las ciudades más seguras de China. Lo que me hace pensar en que nuestras autoridades deben evaluar seriamente su implementación en ciudades como Panamá, Colón, Arraiján y La Chorrera, cada vez más azotadas por la delinciancia.
Por supuesto, la pregunta obligada es cuánta privacidad estamos dispuestos a sacrificar para garantizar la seguridad pública, especialmente en un país donde ya hemos vivido el abuso de poder y la violación de los Derechos Humanos por parte del Estado panameño.
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