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La semana pasada el presidente de la República, Laurentino Cortizo, se reunió con la alta dirigencia de la Confederación de Unidad Sindical Independiente (Conusi), encabezada por su secretario general, Genaro López, para abordar diversos temas económicos y sociales de interés para los gremios sindicales del país y el resto de los trabajadores.
La ocasión fue aprovechada por López, para plantear la aspiración de Conusi ante la revisión del salario mínimo que adelanta el Gobierno Nacional a través de la Comisión Nacional de Salario Mínimo, ubicando en $1,040 mensuales sus pretensiones.
De ser ingenuos, podríamos pensar que esta es una postura de negociación y que la cifra planteada por Conusi bajará, en la medida en que la Comisión de Salario Mínimo pase de la etapa de consulta, en la que se encuentra, a la de presentación de propuestas y finalmente a la negociación entre patronos y trabajadores. Sin embargo, no debemos olvidar que la columna vertebral de Conusi es el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), del cual López fue secretario general y que se caracteriza por su falta de flexibilidad a la hora de negociar incrementos salariales y otras peticiones.
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Los consumidores en América Latina y el Caribe están cambiando rápidamente. En el mundo móvil y digital actual, los consumidores de la región se reinventan constantemente, siempre en busca de novedades y dispuestos a adoptar las últimas innovaciones. También están teniendo mejores experiencias, la mayoría de las cuales se basa en la rápida adopción de nuevas tecnologías.
En medio de este ambiente tan dinámico, el comercio electrónico y los pagos digitales también se están renovando significativamente. Nuestros consumidores en la región muestran un mayor interés que los consumidores globales en lo que respecta a la adopción de nuevos métodos de pago.
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Como consultor profesional creo en la fuerza de acción de un líder y la importancia de sus acciones en la gestión de la empresa. A lo largo de mi carrera he visto cuánto afecta la percepción de la incoherencia entre discurso y la práctica. Esto puede ser un gran aniquilador de la credibilidad gerencial.
Por lo general los líderes cuando se encuentran frente a un proceso de cambio en el entorno laboral, su primera duda siempre es ¿cómo reaccionará mi equipo?, pasando desapercibido que, para un verdadero líder, la comunicación siempre será un arma poderosa y un aliado estratégico para llevar este “cambio” a un buen puerto.
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Hay que poner orden en las calles
Recientemente fui sorprendido por inspectores de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Attt) cometiendo una infracción, utilizar el teléfono celular mientras conducía, por lo que fui sancionado al pago de la multa correspondiente.
Ciertamente para un periodista es casi imposible conducir por tantas horas en los congestionamientos vehiculares que se registran de Panamá Oeste a la entrada de Ciudad Panamá, en horas de la mañana y en sentido contrario en horas de la tarde, sin poder contestar alguna de las tantas llamadas que recibimos para acceder a información o para ser invitados a cubrir un evento, pero esta realidad no implica que tengamos una patente de corso para violar las normas de tránsito.
Sin embargo, no dejo de sentir un profundo malestar al pensar que, aún cuando fui multado debidamente, es completamente injusto tener que ver diariamente cientos de conductores que violentan esas mismas normas diariamente, sin que ninguna autoridad adopte las acciones necesarias para poner orden en las calles y avenidas del país.
Diariamente miles de conductores de motocicletas circulan de forma desordenada en las calles y avenidas del país, utilizando cascos inadecuados, sin chalecos reflectivos, sin placa, sin seguro de daños a terceros y, peor aún, conduciendo por los hombros y rebasando a los autos tanto por izquierda como por derecha.
Mientras que los transportistas y conductores de equipos pesados violentan los límites de velocidad, circulan por calles que no están diseñadas para sus pesos y dimensiones, carecen de señales de seguridad y en su gran mayoría tienen sus llantas tan lizas que se podrían desinflar con la picadura de un mosquito. Todo ello sin mencionar a los transportistas alternativos o “piratas”, quienes han hecho de los hombros un carril de uso normal a la vista de las autoridades.
Y si esto no fuera poco, quien no ha visto pasar a su lado un auto sin luces, sin placa o con placa vencida, con grandes planchas de luces LED que ciegan a los conductores que viajan en vía contraria o conduciendo de forma desordenada y temeraria en áreas pobladas.
Realmente no me molesta pagar una multa que me gané a pulso, pero yo me pregunto: ¿Por qué la ley no se aplica igual para todos? ¿qué papel juegan los inspectores de la Attt en las calles del país si nadie respeta las normas de tránsito?, ¿hasta cuándo viviremos a merced de conductores irresponsables en las calles y avenidas del país? y ¿por qué con tantos retenes de la Policía Nacional en las ciudades de Panamá, San Miguelito, Arraiján y La Chorrera nunca vemos a las grúas llevarse a los autos que comenten estas infracciones?
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