Subject: El Editorial | El COVID-19: Una crisis sanitaria que amenaza nuestra economía

El Editorial

Panamá lleva ya dos semanas conmocionado por las drásticas medidas adoptadas por el Gobierno Nacional para limitar la propagación y el contagio del coronavirus (COVID-19). Al igual que en el resto del mundo, los panameños deben evitar en lo posible salir de sus domicilios y entrar en contacto con otras personas.

Nuestra rutina diaria ha saltado por los aires. La prioridad de la declaración del Estado de Emergencia es velar por la salud de los ciudadanos, aunque sea a costa del enorme impacto que estas medidas excepcionales tendrán en la sociedad y en la economía.

Un impacto especialmente grave para el turismo, el comercio, las actividades de entretenimiento, el transporte y el sector logístico, lo que vuelve a poner de relieve la vulnerabilidad de la economía de nuestro país en un mundo globalizado y nos sitúa ante una etapa de gran incertidumbre.
El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente”, dijo John Maynard Keynes, mientras que Stan Weinstein señaló que: “El pánico causa que vendas en el bajón, y la codicia causa que compres cerca a la cima”.

Ambas citas definen parte del comportamiento observado hoy en día por los principales agentes económicos de los mercados internacionales en especial de los mercados bursátiles, frente al efecto del coronavirus (COVID-19), la guerra comercial entre los Estados Unidos (EE.UU.) y China y la decisión “intempestiva” de Arabia Saudita de iniciar una guerra de precios del petróleo, frente a competidores como Rusia y el petróleo de esquisto estadounidense principalmente.


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Recientemente fue sancionada la Ley que establece y regula el Teletrabajo en Panamá, lo que representa un gran avance en términos de reconocimiento de los derechos de los trabajadores en esta modalidad que informalmente ya se practicaba desde hace tiempo.

Algunos de los aspectos más importantes que regula la Ley son:


1. La formalización a través de un contrato o adenda sobre la modalidad de teletrabajo que se realizará, teniendo el trabajador la posibilidad de no aceptar el cambio sin que sea causal de despido. El reconocimiento por parte del Seguro Social de los riesgos profesionales que ocurran durante la jornada de teletrabajo.

Arde Troya
Una sabia decisión, pero podría ser insuficiente

Un gran número de bancos de licencia general anunciaron la semana pasada su decisión de brindarle a sus clientes, empresas y personas naturales, diversas opciones para flexibilizar el cumplimiento de sus obligaciones financieras ante el impacto que la pandemia de coronavirus (COVID-19) tendrá en la economía del país y sus hogares.

Estas medidas incluyen el aplazamiento de hasta cuatro meses del pago de tarjetas de crédito, préstamos personales, de autos, hipotecarios y comerciales, lo que implica el congelamiento de los saldos, la revisión de las carteras y de las tasas de interés aplicadas a estos créditos, en atención a la difícil situación económica que enfrentará la población panameña debido al cierre de un gran número de empresas y las medidas aplicadas por otras para afrontar la caída de la demanda, producto de las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias para afrontar la pandemia de COVID-19.

Las medidas anunciadas por la banca evidentemente responden al malestar de gran parte de la población que ante el cierre forzoso de empresas y la paralización económica que vive el país enfrentan el reto de no poder hacer frente a sus compromisos financieros.

Hay que tener claro que no se trata de una acción altruista, aún cuando lo parezca, sino una decisión de negocios que llega de la mano de la necesidad y obligada por las circunstancias, porque es evidente que de no aplazarse el pago de estos compromisos un gran número de clientes podrían entrar en morosidad. Peor aún, un gran número de préstamos podrían caer en impago, obligando a los bancos a recuperar un gran número de autos y bienes inmobiliarios, que en las condiciones actuales, simplemente no podrán volver a colocar, generando una situación crítica en el sistema financiero.

El problema, a mi juicio, es que las medidas adoptadas por la banca son a todas luces insuficientes porque todo indica que las medidas de distanciamiento social aplicadas por las autoridades sanitarias son cada vez más drásticas, lo que tiene un impacto devastador sobre la economía del país, llevando a las empresas a una situación crítica, lo que se traducirá en un incremento de la tasa de desempleo en los próximos meses.

A estos hay que sumar que el 49% de la Población Económicamente Activa de Panamá son trabajadores informales.

que se ganan la vida día a día y cuyos ingresos se han desplomado debido a la actual situación que vive el país.

Es importante que la banca tenga una comprensión más amplia de la situación que enfrenta el país y la población, porque de no hacerlo el impacto de los préstamos que entrarán en morosidad terminarán por llevar a nuestro sistema financiero a una crisis devastadora, de la cual pocos bancos podrán sobrevivir.


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