El Pacto Verde de la Unión Europea (UE), que busca reducir las emisiones de dióxido de carbono de ese bloque económico en un 50% para el año 2050 es poco conocido en nuestro país, sin embargo, es evidente que su implementación, así como la puesta en ejecución de otras directivas de los 27 para proteger la salud de su población, tendrán un impacto significativo en el acceso de nuestras exportaciones a este mercado potencial de 500 millones de consumidores.

Es cierto que Panamá no es un gran exportador de bienes agrícolas e industriales, sin embargo, hay que tener presente que el banano, piña, sandía, melón, café, cacao y la carne de res son el componente más importante de nuestra oferta exportable de cara a los mercados europeos y representan una importante fuente divisas y empleos para un gran número de comunidades del interior del país.

Por ello, considero que tanto la Asociación Panameña de Exportadores (Apex) como las autoridades de los ministerios de Comercio e Industrias y Desarrollo Agropecuario, deben establecer, cuanto antes, una mesa de diálogo con la Delegación de la Unión Europea en Panamá para que nuestros exportadores tengan acceso a la información sobre las normas que tendrán que cumplir sus procesos productivos para poder ingresar al mercado europeo en los próximos años.

Se trata de algo urgente y que no se limita a entender el impacto del Pacto Verde o Green Deal, sino que se extiende a la nueva estrategia de desarrollo establecida por la UE, que se centra en la construcción de una economía verde y sostenible, que genere empleo y favorezca el bienestar de la población.

Igualmente es importante conocer las nuevas normas sanitarias de la UE para la garantizar la inocuidad de los alimentos que serán comercializados en los mercados europeos, entre las cuales destacan la eliminación de los pesticidas químicos en los cultivos agrícolas y de los antibióticos en la cría de animales para el consumo humano.

Algunas de estas normas están prontas a entrar en vigencia y podrían implicar que nuestros productos agrícolas simplemente no cumplan con los estándares necesarios para el ingreso a la UE.

Ciertamente estos cambios implican un incremento de los costos de producción y por tanto un encarecimiento de los bienes que se exportarán a la UE. Todo parece indicar que los ciudadanos europeos están dispuestos a asumir ese costo, pagando más que otros mercados por esos productos. Sin embargo, es importante que el país, en su conjunto, evalúe el impacto de las medidas que estará implementando la UE en los próximos años y si valdrá la pena el esfuerzo para ingresar a ese mercado o por el contrario, tendremos que orientar nuestra producción a nuevos destinos.