La decisión del Gobierno del presidente de la República, Laurentino Cortizo, de limitar las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular China a un acuerdo comercial de alcance parcial sin duda va a dar pie a un amplio debate sobre las relaciones de Panamá con el gigante asiático y todo lo que este cambio de estrategia puede significar en materia de negocios e inversión.
Debemos recordar que el establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales plenas entre la República Popular China y Panamá, hecho registrado en junio de 2017, era un reclamo de larga data del sector empresarial, que veía limitadas sus posibilidades en ese país asiático, debido a que nuestro país mantenía relaciones diplomáticas y comerciales con Taiwán, considerada por China como una “provincia rebelde”.
La apertura de las relaciones diplomáticas trajo aparejadas la posibilidad de negociar un TLC de última generación y la participación de Panamá en las iniciativas de la Franja Económica de la Ruta de Seda y la Ruta de la Seda Marítima, que buscan el desarrollo y la conexión de infraestructura logística para facilitar el comercio entre el mundo y la República Popular China.