Cuando tenía 14 años (¿o era 16?), bueno en esa época de locura hormonal e inseguridades se organizó el famoso viaje de fin de curso.
Qué alegría, qué ilusión...
Hasta que tocó ponerse a vender papeletas para financiar el viaje.
Algunos las vendían como churros. Qué arte, oye. Esa simpatía y desparpajo. O la ayuda de los padres o yo que sé.
Yo...
Quería morirme.
Me daba una vergüenza que prefería no ir al viaje casi. Era super tímida (y todavía me quedan resquicios de esa timidez). Pero quería ir al viaje.
Así que hice lo que pude con mi vergüenza habitual (ahí empezó mi lema de tengo que hacerlo aunque me de vergüenza).
Conseguí 10.000 pesetas (unos 60 euros). Y al final, no recuerdo por qué, el viaje se canceló. O yo no pude ir o algo así.
No me acuerdo así que tampoco me traumatizó mucho, jajaja.
Bueno.
La cuestión es que ya con esa edad saber vender te pone las cosas algo más fáciles. Con 14 años. O 16.
Pues imagínate cuando tienes un negocio y tienes que ofrecer tus servicios. No una papeleta de 100 pesetas o de 2 euros.
Tus programas de cientos o miles de euros.
Pues eso. Puedes ser la tímida o el tímido que suda con solo pensarlo, o el seguro que las vende a pares, se divierte y se motiva con las ventas.
Yo era la tímida. Ya no.
Llevo desde el 2010 vendiendo mis cursos y servicios de precios variados. Aprendí rápido y bien. Y te enseño a ti también en el módulo 3 de mi curso "Clientes, Ingresos y Libertad" (qué ocurrente soy con los nombres, ¿eh? jajaja).
Un abrazo de la todavía tímida aunque la gente no se lo crea, | 
