Ayer hice el pino puente.
(Ahora te digo por qué este hecho tiene alguna importancia para ti, jajaja).
Si me llegan a decir veinte minutos antes que iba a hacer eso habría dicho que ni de broma. De pequeña vale, ¿pero ahora? Vamos me parto en dos...
¿Qué pasó?
Pues que estaba haciendo un vídeo de estiramientos que no había hecho nunca antes y el último ejercicio era ese.
Y ya que estaba pues lo probé. Con tranquilidad siguiendo las indicaciones de la monitora.
Y lo logré.
Lo repetí dos veces para asombro y deleite de mis hijos, jajaja.
(No mucho tiempo porque me mareo con la cabeza hacia abajo).
La cuestión es que no sabía que se avecinaba eso.
Simplemente me puse a hacer el vídeo y mira lo que logré.
Eso es lo que pasa cuando empiezas algo, que no sabes hasta dónde vas a llegar, pero tienes que empezar.
Si me lo dicen antes ni lo intento, habría cambiado de vídeo.
Es empezar.
Hacer las cosas te lleva lejos. Confiar en tu monitora o guía.
Eres más flexible, tienes más confianza en tus habilidades, lo intentas, lo logras.
O al menos llegas más lejos que si no lo pruebas siquiera.
En mi programa de mentoría para negocios te enseño a definir los detalles de tu negocio, a organizar lo que ofreces, ponerles precio, vender, conseguir clientes, posicionarte, distintas estrategias de marketing y mucho más.
Una serie de recursos basados en mi experiencia y conocimientos después de más de 10 años con mi negocio que harán que puedas llegar hasta donde no te habías imaginado.
Ese es el punto.
Que ahora no te lo puedes imaginar. Todavía.
Hasta dónde puedes llegar, lo que puedes lograr.
Solo tienes que tener claro que quieres empezar (como yo con el vídeo) y el resto llega, con trabajo, claro.