El otro día comiendo con mi familia le veo coger el vaso vacío y beber.
Del vaso vacío.
Como si estuviera lleno.
Y le digo: "¿Por qué bebes del vaso vacío, hijo? Échale agua".
"No está vacío, mamá, quedaba una gota."
(Eso por no moverse a coger la botella, claro, jajaja).
Y le contesté con una frase que me salió espontánea y que pone de manifiesto todas mis habilidades como coach, jajajaja:
"Pero, hijo, ¿por qué conformarte con una gota si tienes una botella llena al lado?"
(Se me iluminaron los ojos con la clarividencia de esa frase y fui corriendo a apuntarla para que no se me olvidara, jajaja).
Aplicable a cualquier cosa en esta vida.
¿Con qué te estás conformando pudiendo estirar el brazo y llenarte el vaso hasta arriba?
Es que me duele el brazo.
Es que no me apetece.
Es que estoy cansada.
Es que no quiero agua.
Es que prefiero quedarme así.
Es que con una gota me basta.
Es que a lo mejor luego no puedo levantar el vaso.
"Esques" hay muchos.
La botella la sigues teniendo llena al lado.
Piénsalo.