Esto me escribía una lectora hace poco.
Decía que llevaba dos años sin trabajar, con proyectos en mente pero que aún no han salido y que se nota una persona desperdiciada.
Vive sin obligaciones laborales, de horario y responsabilidad (solo las de una casa), hace deporte, queda con amigas, lee y lleva una vida con otro ritmo al que estaba acostumbrada.
No me quejo de ello porque se que a mi edad soy una privilegiada.
Ahora que conseguí lo que quería, quiero otra cosa o no sé lo que quiero. Nunca estamos conforme con lo que tenemos.
Quiero saber si lo que te he contado tiene solución o, como dice la gente, eso es la crisis de los 50.
Yo pienso que no debo estar quejándome sino disfrutar de la oportunidad que me ha dado la vida pero a la vez siento un vacío y no me siento realizada.
Bien.
Recuerdo una vez, cuando tenía treinta y pocos (esta soy yo ahora hablando) que le dije a una amiga que me sentía rara, como apagada por dentro. Que no era infeliz pero que no era yo.
Y ella me dijo: eso es la madurez.
Y yo: Pues si eso es la madurez, vaya m*erda. Yo no creo que sea la madurez, es que me pasa algo.
Es lo mismo.
En esa situación, cuando te sientes así, como apagada por dentro, desperdiciada, da igual si es la crisis de los 50 o lo que sea que te diga la gente.
Da igual.
Lo que importa es que estás saturada, vacía, no te sientes realizada y ya no sabes lo que quieres.
Ese es el quid de la cuestión aquí.
Te das cuenta de que algo falla, que te sientes vacía y no sabes bien por qué pero así no quieres estar.
Quizá tu también estés en una situación similar.
Esto es lo que yo le recomendaría a esta lectora (y a mí misma hace más de diez años).
Yo le recomendaría no dar por sentado que sigues siendo quien siempre has sido sino empezar a pensar en quién eres ahora y lo que quieres.
Eso no quiere decir que no agradezcas lo que tienes.
A veces nos consideramos egoístas, es que con lo que tengo cómo me quejo. Pues porque no eres feliz.
Y aunque los privilegios dan muchas cosas, la felicidad no siempre es una de ellas.
Si como tú dices, no sirves para estar quieta y necesitas ser productiva, estar sin hacer “nada” que te apasione y te llene te va a dejar hecha polvo.
Necesitas volver a encontrar algo que te emocione y te haga sentir útil.
Necesitas volver a sentirte tú.
Te recomiendo hacer el bonito y a veces arduo trabajo de reconstruirte, de decir ya que no hay marcha atrás pues vamos hacia delante.
Vamos a ver qué quiero ahora, cómo seguir adelante ahora con estas nuevas necesidades.
Eso lo trabajamos en mi curso "Qué Hacer Cuando No Sabes Qué Hacer", paso a paso volverás a redefinir quién eres y qué quieres para que puedas partir de allí con claridad, seguridad y alas nuevas.
Como decía Cortázar:
Nada está perdido si tenemos el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.
Si estás lista para volver a sentirte viva por dentro y no solo por fuera es en este enlace:
