Hola Friend,
Ayer te decía que te iba a hablar de un problema que nos afecta más de lo que creemos.
Cuando estamos en esa etapa de frustración o estancamiento, buscamos respuestas y asumimos que hay cosas que simplemente “son así”.
Nos convencemos de ideas sobre el éxito, el cambio o la motivación, sin cuestionarlas.
¿Y qué pasa?
Que acabas creyendo que el cambio no es para ti, que tú no vales o que necesitas algo más. Todo eso porque estás convencida de cosas que en realidad no son verdad.
Lo define muy bien esta frase:
Lo que te mete en problemas no es lo que no sabes sino lo que crees saber pero no es verdad.
Las cosas que pensamos que "son así" pero no lo son.
Como por ejemplo...
1. A lo mejor el problema está en mí y no hay mucho que hacer.
Cuando llevamos tiempo estancadas, es fácil empezar a culparse. Pensamos que no tenemos suficiente talento o disciplina, o que simplemente “no somos el tipo de persona” que cambia.
El problema no eres tú sino la forma en la que estás enfocando la situación o quizá tu estrategia, pero no tú.
2. Hacer un cambio significa empezar desde cero.
Mucha gente cree que cambiar de rumbo implica desechar todo lo que has hecho hasta ahora. Nada más lejos de la realidad. La experiencia que tienes y las habilidades que has desarrollado siempre van contigo. Cambiar de camino no es tirar lo viejo, sino hacer sitio para algo que sí sea acorde a lo que quieres ahora.
3. Si realmente estuviera hecha para cambiar esto debería ser fácil. Nos han hecho creer que si algo es realmente "para ti" debería ser fácil, sin dudas, todo paz, calma y alegría. Y además desde el principio.
No es así. Cualquier cambio implica resistencia, temores y retos. Es normal que den miedo, la incomodidad no significa que sea una mala decisión, al revés, a menudo, es el precio que pagamos para avanzar hacia algo mejor.
No es fácil, pero cuando es lo correcto, esos pasos o ese primer paso te dan la energía y la claridad que necesitas.
4. Solo necesito un poco más de motivación para salir de esto.
Muchas veces, creemos que el problema es que nos falta motivación, pero lo cierto es que el cambio no depende solo de sentirse motivada. La motivación es pasajera, y lo que realmente marca la diferencia es la estrategia y las acciones concretas, incluso cuando la motivación no está al 100%.
Deja de esperar a estar motivada, muchas veces la motivación aparece cuando te pones en marcha.
5. No debería estar en esta situación a estas alturas.
Esta es muuuuy típica. Pensar que “a esta edad” o “con esta experiencia” no deberíamos estar estancadas...
Eso añade mucha presión a tu situación, cuando la realidad es que las personas pasamos por distintas etapas en nuestra vida. Cambios, cosas imprevistas y eso no significa que estés en el camino equivocado. Simplemente es momento de redirección o de ajustes para seguir creciendo.
La vida cambia, nosotras cambiamos y eso te puede pasar a cualquier edad y con cualquier experiencia. ¿Fastidia? Sí, pero es la verdad. Nadie te asegura un trono inmutable cuando llegas a cierta edad o experiencia.
6. Si cambio de rumbo, habré desperdiciado todos estos años.
El famoso sesgo del coste hundido. Esta creencia de que cambiar es tirar lo anterior hace que muchas personas se sientan atrapadas en su situación actual.
Yo nunca he pensado así, siempre he considerado que el tiempo invertido no se pierde. Haces lo que quieres hacer, te llevas la experiencia y las habilidades que adquiriste, y estas pueden abrirte nuevas oportunidades.
7. Necesito saber exactamente lo que quiero antes de actuar.
Necesitas saber quién eres y qué quieres, sí. Pero tener absoluta claridad sobre todo antes de tomar decisiones te va a paralizar.
Necesitas parte de claridad y el resto llega por el camino, no al inicio. A veces, dar un pequeño paso en una dirección ya es suficiente para empezar a ver con mayor claridad.
8. Cambiar es un lujo, hay cosas más importantes que hacer.
Nos decimos que tenemos responsabilidades, familia y que el cambio profesional es secundario o incluso egoísta. Pero buscar un camino que te haga sentir plena es una inversión en tu bienestar, que a largo plazo también beneficia a los que te rodean.
No es un lujo, es una necesidad.
9. Para hacer un cambio, primero tengo que acabar/ser perfecta en lo que hago ahora.
La idea de que debemos “merecernos” un cambio siendo impecables o perfectas en el trabajo actual o acabando del todo lo que haces puede frenarte durante mucho tiempo.
Cambiar no implica que estés abandonando nada. En todo caso es un acto de valentía, de ir a por lo que realmente quieres.
10. Si hago un cambio perderé toda mi estabilidad.
Es lógico pensar eso pero hay formas de hacer la transición de manera planificada y sin poner en riesgo tus necesidades. Puede ser un proceso gradual y seguro. De esto hablamos en mi curso en profundidad.
11. Si el cambio fuera realmente lo mejor para mí, no estaría tan confusa o bloqueada.
La confusión es señal de que algo importante está en juego, no de que estás en el camino equivocado. Es completamente normal sentir dudas al pensar en algo nuevo, com te dije antes, la claridad viene después de explorar y probar diferentes direcciones.
Estas son algunas ideas que muchas personas creen sobre el estancamiento profesional, pero que en realidad no son ciertas.
Quizá, al leerlas, te hayas dado cuenta de que algunas (o varias, o todas) han estado rondando en tu mente.
No te preocupes, es normal, es algo que nos pasa a todas y te las cuento porque estas creencias pueden alimentar más y más tu sensación de bloqueo y frustración, así que es imprescindible identificarlas para empezar a avanzar.
Solo necesitas aprender a ver las cosas desde otra perspectiva y encontrar una guía que te ayude a reconocer tu verdadero camino.
Tengo un programa online que es perfecto para que dejes de lado esas “verdades” y empieces a vivir lo que realmente te hace feliz.
Si te interesa dímelo simplemente respondiendo a este mensaje y te mando los detalles. Un abrazo, |