La otra noche pasó algo que me llamó la atención y me dio una idea para este email. Ya sabes, una de mis reflexiones jajajaja.
Estaba contándole un cuento a mis hijos.
Un cuento inventado y lleno de cosas absurdas e imposibles. Como les gusta a ellos.
(Incluyendo una mascota cuyo nombre es la única palabra turca que he logrado aprender después de meses doblando series turcas, jajajajaja. Y eso que se me dan bien los idiomas.
Evet. Es la palabra. Que significa: claro, sí, así es.)
Bueno, pues después de que a los personajes les pasaran mil y una cosas disparatadas e imposibles, en un momento dije: y pasó X.
No recuerdo qué era, una cosa imposible más.
Y mi hijo pequeño, que había aceptado cada imposibilidad anterior entusiasmado, me salta:
"Eso no puede ser, es imposible".
Y me hizo muchísima gracia, el resto de imposibilidades sí eran posibles (para él) y esa parte justamente no.
Para mí era absurdo peor para él no, para él era lógico que eso NO pudiera ser de ninguna de las maneras.
Y eso me hizo pensar en cuántas veces nosotros hacemos lo mismo.
De repente hay cosas que son como las demás y, por alguna razón, las consideramos imposibles, por algo nuestro que desde fuera no se ve.
Piénsalo.
¿Hay algo que tú consideres que para ti no es, que tú no? Lo que sea.
Es muy probable que sea algo tuyo.
Y que desde fuera se vea que no es imposible, que está en tu cabeza.
¿Sabes a qué me refiero, verdad? : )
Piensa en ese límite que pones tu misma a tu propia historia.
Porque esos limites son los que te impiden hacer lo que quieres de verdad. Algunos de ellos son reglas que nos imponemos y de las que no somos conscientes.
Con un 50% de ahorro con el código: ESTOPASARA