- En breve abriré las puertas de "Qué Hacer Cuando No Sabes Qué Hacer", mi programa estrella para profesionales estancadas, así que si estabas esperando una nueva oportunidad para hacerlo en breve recibirás noticias también.
- Este año tengo previsto centrarme casi por completo en estos programas grupales y aceptar pocos clientes privados, cada año son menos. Si te interesa trabajar conmigo en privado echale un vistazo aquí a lo que ofrezco y envíame tu solicitud.
Y ahora pasamos a una reflexión IMPORTANTE...
Ayer mismo estaba mi marido pidiendo por internet los últimos cromos que le faltan a mi hijo para acabar la colección de futbol. 20 cromos y pagas unos 6 euros por ellos.
Y yo estaba indignada.
No me parecía bien porque tiene muchos repetidos y uno tiene que esforzarse por acabar las cosas, le decía que fuera a cambiar repetidos y ya cuando solo quedaran uno o dos medio imposibles de conseguir pues entonces sí, los compras.
Pero qué es eso de ponérselo fácil y comprarlos, uno tiene que esforzarse y comprometerse y hacer todo lo necesario para completar la colección. Si no, no tiene mérito.
Y mi hijo cedió, lo del mérito le llegó, claro.
Y yo despotricando a mi marido que siempre se lo pone todo fácil y no tiene que esforzarse por nada.
Hasta que de repente vi la luz, como quien dice.
¿Y qué tiene de malo que las cosas sean fáciles? ¿Hay alguna necesidad de que sean difíciles?
Que yo tenga la creencia de que si no te esfuerzas las cosas no tienen mérito NO QUIERE DECIR que sea verdad.
Es mi creencia (y limitante por cierto), ¿por qué no le voy a transmitir a mi hijo que las cosas pueden ser fáciles y si puedes permitírtelo no tienes por qué complicarte la vida?
Porque cuando no se puede no se puede, pero cuando se puede, ¿por qué no?
¿A mi qué mas me da que compre los cromos o que los cambie? (Mentira, no me da igual, pero eso es problema mío no una verdad universal)
Esto es como si yo quisiera ir de Valencia a Madrid y pudiera elegir ir en tren en una hora y media, en coche en tres horas y media o en burro una semana (y bastante menos cómoda) y pudiendo ir en tren me empeño en el burro porque así "tiene más mérito".
Absurdo, ¿no?
¿Cuántas cosas te estás poniendo difíciles porque crees que si es fácil no vale lo mismo?
A mi me ha abierto los ojos esa reflexión repentina. ¿Y si a partir de ahora nos hacemos fáciles al menos algunas cosas?
Yo recuerdo que cuando estaba en la universidad había gente que tenía que estudiar y trabajar. A mi mis padres me lo pagaron todo, no tuve que trabajar y no por eso he salido malcriada o desperdicié el tiempo. De eso nada.
Mi marido es otro ejemplo de eso, cuando quiere algo se lo compra y punto, fácil. ¿Yo? Busco opiniones, me pregunto si de verdad lo necesito, comparo precios... Eso sí, me ahorro mucho dinero, ja,ja,ja.
La cuestión es que a veces tenemos opciones fáciles y nos resistimos a ellas por una razón o por otra, pero pudiendo hacerlo fácil, ¿por qué complicarnos la vida a nosotros o a nuestros hijos?
Quizá porque lo fácil a veces requiere pagar por algo y entonces ya te parece que no es lo mismo...
O porque crees que tu hijo será dependiente de ti y que no será capaz de esforzarse por nada en la vida.
Pero no es verdad, porque a mi me han dado muchas cosas y cuando he tenido que esforzarme me he esforzado como la que más.
Pero si puedes permitírtelo, ¿por qué complicarte la vida?
Piénsalo y te mando como "deberes" descubrir al menos una cosa que puedas ponerte fácil ahora mismo.
Un abrazo,