Te conté hace tiempo en otro email, que una vez le estaba contando a mi hijo un cuento lleno de cosas increíbles y fantasiosas que él disfrutaba hasta que dije algo que a le pareció totalmente inaceptable y me dijo:
"Eso es imposible, mamá".
Y me hizo gracia que todo lo anterior no lo fuera, para él, pero justo eso sí.
No sé por qué le saltó el resorte en ese momento.
Sí sé que a mí también me pasa y a ti probablemente también.
Estás ahí tan tranquila y te salta el resorte de: "Ni se te ocurra hacer preguntas que vas a hacer el ridículo, ya deberías saber eso".
O: "Pero qué haces tú aquí si está claro que todos saben más que tú y encima son más jóvenes, deberías darles mil vueltas y mira... No se cómo no se han dado cuenta antes, la verdad."
"¿Y tú quien te crees para ayudar a la gente y cobrar por eso?"
"Ni se te ocurra pensar que eres actriz de doblaje, ni te atrevas, te falta mucho todavía".
Todos esos son pensamientos que he tenido yo en distintas etapas.
Pensamientos que te marcan, te boicotean, hacen que disminuya tu confianza y no te atrevas a preguntar, no colabores, no trabajes, no vendas, no te presentes a castings, no...
Te puedes hacer una idea si sustituyes mis pensamientos por los tuyos.