Terminan las clases. Y empiezan las vacaciones, el tiempo de la libertad, donde se ve qué amamos realmente. Te proponemos buenas lecturas para jóvenes seleccionadas de nuestro catálogo, para no desperdiciar el tiempo libre y amar más la vida.
Cinco personajes se presentan al juicio del lector. Por un lado, el doctor Schweitzer, protestante, quien por coherencia con sus principios deja a su mujer y a su hija en Silesia para construir un hospital en Gabón; y el padre Carlos, sacerdote católico, un hombre que no ha conseguido ninguna conversión, pero para quien el éxito de su tarea no se sitúa en el resultado, sino en la conciencia de pertenecer a Cristo. Por el otro, María, una mujer que busca el sentido de la vida, pero que no es capaz de traspasar el límite de su afectividad; Leblanc, fiel representante de ese pensamiento que considera al Estado como el único que puede definir la realidad; y Lieuvin, el militar que perdió la fe y que intenta responder a sus inquietudes llevando a cabo una magna obra de civilización, que se agota en sus propios límites.
Oscar V. Milosz nos presenta un drama inmortal, basado en el personaje histórico que inspiró el mito de don Juan. Pero Miguel Mañara, a diferencia de otros donjuanes, sabe que su deseo es infinito. Y a través de diversos encuentros (don Fernando, Jerónima, el abad) acaba encontrando el Amor que cumple su propio deseo de amar. «De una belleza nueva, de un nuevo dolor, de un nuevo bien que sacie pronto para saborear mejor el vino del nuevo mal, de una nueva vida, de un infinito de nuevas vidas, ¡de eso es de lo que tengo necesidad, caballeros: simplemente de eso, y de nada más! ¡Ay! ¿Cómo colmar este abismo de la vida? ¿Qué puedo hacer?
El riesgo de que nuestra vida acabe fagocitada por los dispositivos móviles es real. Los propios Bill Gates y Steve Jobs limitaban la tecnología que sus hijos usaban en casa. Otros, como Evan Williams, fundador de Blogger y Twitter, les compraba gran cantidad de libros, pero se negaba a que tuvieran un iPad. El cuchillo, como tal, no es ni bueno ni malo. Será bueno su uso si lo utilizamos para partir y repartir el pan, y malo si lo usamos para apuñalar. De forma similar, la tecnología se puede diseñar para enriquecer nuestras relaciones sociales o para que sean adictivas. Con su uso y abuso, somos capaces de unir continentes y de separar sofás. Este libro nos propone, con sólidos fundamentos teóricos y sencillos consejos prácticos, que hagamos un alto en el camino, que experimentemos una sana desconexión para sobrevivir al problema que se nos viene encima.
«Antes de conocer a Jesús, Pedro podía tener toda su vida bajo control. Su casa, su familia, la pesca: era fácil gestionar su pequeño mundo. (...) Ahora, en cambio, todo era desproporcionado. Cientos, miles de personas de toda raza y lengua venían a él para pedirle lo imposible. La comunidad de los discípulos crecía cada vez más, y él era el responsable de todos. Ya no había para él día ni noche, no había posibilidad de hacer comidas ordenadas ni tiempo para dormitar en la orilla del lago. Y sin embargo se sentía tranquilo, en paz. Sentía en su interior una fuerza que no eliminaba su debilidad, sino que la utilizaba».
Quince años tenía Miguel Gil Imirizaldu cuando se declaró en España la Guerra Civil, en 1936. Se encontraba en el monasterio benedictino de El Pueyo, cerca de Barbastro (Huesca). Sus memorias narran los tres años de lucha fratricida de los que fue testigo en la zona republicana de Aragón. A pesar de sus peripecias, Miguel mantiene en todo momento viva su fe, actuando con sorprendente entereza ante los acontecimientos que se le sucedían. Tras la guerra, Miguel ingresó como monje en el monasterio de Valvanera, donde recibió el nombre de Plácido. Actualmente, el P. Plácido termina su larga vida en la abadía benedictina de Leyre (Navarra).
«Lo quiero todo». El título de este librito muestra bien el tono característico de la humanidad de Marta Bellavista, «una fiebre de vida» que se expresaba en una curiosidad, llena de estupor y gratitud, hacia toda la realidad. En ella vibraba una intensidad de deseo que abarcaba todo, desde sus pasiones, como el baile, al estudio y los amigos. Deseo que se concentra en una única petición persistente: la de ser feliz.