Estos días estoy hablando mucho sobre viviendas casi autosuficientes.
Lugares donde vivir sea sinónimo de tranquilidad, salud y protección.
No casas.
Hogares.
En una de tantas conversaciones, alguien me preguntó:
—“Vale, ¿pero yo qué puedo hacer con la mía?”
Y la respuesta es muy gallega: depende.
Depende de cuánto dinero tienes para invertir.
Depende de cómo está ahora mismo tu vivienda.
Y, sobre todo, depende de si quieres hacer las cosas con sentido… o improvisar y rezar.
🔍 Lo primero que necesitas es un buen diagnóstico.
Sin eso, cualquier reforma es una ruleta rusa.
Porque lo que parece barato hoy, suele salir carísimo mañana.
El problema es que la mayoría empieza justo al revés:
Hacen números apretados.
Tiran de reformista con buenas intenciones pero sin visión global.
Y prescinden de lo único que puede asegurarles que no van a tirar el dinero: el asesoramiento profesional previo.
Resultado:
Una casa más bonita por fuera.
Igual de incómoda por dentro.
Y con los mismos agujeros por donde se escapa el confort… y el dinero.
💡 Si de verdad quieres vivir mejor, no empieces por cambiar azulejos o ventanas.
Empieza por cambiar la manera de tomar decisiones.
Tengo un servicio de asesoramiento que existe para eso.
Para que tu reforma tenga sentido, rentabilidad y resultados.
Y para que no conviertas tu hogar en un pozo sin fondo.
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PD: Hoy en España es el Día de la Madre. Felicidades a todas las mujeres valientes que han decidido traer vida al mundo. A las que me leen y a las que no. Gracias por tanto.
PD2: Como es domingo, aquí va mi regalo habitual: una guía sencilla sobre diseño Passivhaus, traducida por nosotros desde PEP. Te la dejo por aquí: Guia fácil de diseño passivhaus.