Este correo no ha salido a tiempo.
Sabéis que suelo escribir en el día.
Solo programo los correos cuando sé que no voy a poder sentarme a escribir.
Pero lo de ayer… no era previsible.
Son las 6:56 de la mañana y aún no tengo conexión a internet.
Luz sí.
Ni un corte.
Y eso, cuando vives en una casa que consume poco, que tiene placas solares, baterías y está pensada para funcionar sola… marca la diferencia.
Mientras otros llamaban a compañías, reiniciaban routers y miraban al techo… aquí seguía habiendo ducha caliente, café recién hecho y hasta música en la cocina.
Estuvimos incomunicados.
Pero no desprotegidos.
Problemas del primer mundo, sí…
Pero también oportunidades para poner las prioridades en su sitio.
Tenía reuniones.
Se cancelaron.
Nada grave.
Tenía cosas urgentes.
Se pospusieron.
Nadie murió.
Lo que sí pasó fue otra cosa:
Charlas con mis hijos adolescentes.
Sobremesas largas.
Sin móvil.
Sin interrupciones.
Una de esas pausas que te recuerdan qué es lo verdaderamente importante en la vida.
Y pensé:
👉 ¿Cuánta gente puede vivir un apagón así sin sufrir?
👉 ¿Cuánta gente tiene una casa que responde, incluso cuando todo lo demás falla?
Pocas.
Y por eso te escribo.
Porque sé que sí puedo ayudarte a construir algo así.
Una vivienda que no te haga depender de nadie.
Que funcione sola.
Que te dé paz incluso cuando fuera haya caos.
Y todo empieza por saber qué decisiones tomar al principio.
Quedan solo 2 días para acceder a la masterclass Cómo diseñar viviendas eficientes desde el primer trazo.
Y sinceramente, me daría mucha rabia que te la pierdas por algo tan absurdo como un corte de luz.
PD1: Mañana es el último día. No esperes al final. No vaya a ser que justo cuando decidas hacerlo… no tengas internet.
PD2: La clase de soporte en vivo se retrasa una semana. Repetiremos la encuesta para elegir nueva fecha. Si compras ahora, todavía entras.
PD3: Si prefieres seguir como siempre, perfecto. Pero recuerda: cuando el mundo se apaga, tu casa no debería hacerlo también.
👉 Aquí tienes el enlace para apuntarte ahora