Así definía una amiga al padre de su hija:
Alguien que la dejó embarazada y jamás movió un dedo por su hija.
No solo se borró. También puso todas las trabas posibles para que ser madre soltera fuera todavía más duro de lo que ya es.
Y sin embargo, hoy es una madre brutal. Y su hija… una maravilla de persona. Unidas, fuertes, felices. Sin necesidad de que él esté.
La relación con su padre es inexistente. Pero la relación entre ellas es todo lo que una hija necesita.
¿Lo mejor de esta historia?
Que aunque comenzó como una pesadilla, terminó siendo un hogar lleno de amor.
Porque a veces el problema no es un castigo, es el filtro perfecto. El que te obliga a hacerte fuerte. A evolucionar. A dejar de esperar y empezar a construir.
Y sí. Cuesta. Se llora. Pero, con el tiempo, vale la pena.
🔑 Si algo no va como te gustaría… quizá no necesitas tirar la toalla. Quizá necesitas rodearte de las personas adecuadas y ponerte en marcha con intención.
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